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Cuando
entras en la etapa de la adolescencia pretendes encaminar tu vida en
solitario, dejas cada vez más de contar con tu familia, en cierto
modo, pretendes delegar en tus amigos la misión que tiene tu familia
y que solo esta puede cumplir, pero llega un momento de tu vida en
que reflexionas seriamente en la importancia de tu familia, de ese
apoyo incondicional que te brindan, te das cuenta que los valores
familiares no solo se cultivan en la infancia, sino que, toda nuestra
vida en familia es un aprendizaje constante.
En
mi caso, me puse seriamente a pensar en lo que supone mi familia para
mí, y cómo sería mi vida sin estos increíbles personajes. Yo soy
hija única así que, como es lógico, no puedo hablar de una
relación de hermanos, pero a cambio, y para mí lo sustituye con
creces, tengo a mi tío que es solo cuatro años mayor que yo, con él
he pasado toda mi vida, y mantengo una increíble relación. Yo nací
y pase toda mi infancia en Colombia, y desde que me acuerdo mi abuela
siempre ha cuidado de mí, mi madre lo es todo para mí, pero como
ella es enfermera, pasaba largas jornadas laborales fuera, y por
tanto mi abuela nos crió a mi tío, a mis dos primos y a mí, yo no
me puedo quejar de falta de hermanos, puede que no pueda adquirir un
carnet de familia numerosa, pero tengo tres hermanos con los que he
jugado, he peleado, pero sobre todo he aprendido. Mi familia cuenta
con otro de los principales personajes de mi vida, mi abuelo, una
figura paterna para mí y uno de los motivos por los que llegar
a casa siempre vale la pena.
Ayuda
mucho estar fuera de casa por algún tiempo para darse cuenta aún
más de lo que todos ellos significan, este verano, por ejemplo,
estuve un mes fuera de vacaciones sin nadie de mi familia, llega un
momento en que realmente te cansas de tener que salir a buscar dónde
comer, aunque estés pasando momentos increíbles, pues de vacaciones
siempre se está muy bien, deseas un plato de comida de tu abuela.
Realmente no sé cómo sería mi vida sin esas bromas de mi tío y
los bailes y chistes de mi abuelo, incluso extrañas las llamadas de
mi madre para que la acompañe a hacer la compra que tanto odias o
que te cuente todas las historias de sus amigas. Nadie te entiende
como la familia, todos saben exactamente lo que me gusta, lo que me
pone nerviosa, nadie como mi abuela sabe de mis manías (que son
muchas), mi tío siempre sabe qué hacer para hacerme reír y también
lo que hay que hacer para molestarme y mi madre sabe claramente cómo
alegrarme.
Tenemos
que valorar todo lo que nuestra familia nos ofrece, en algunas
ocasiones tenemos que tener un poco de paciencia, pero son un tesoro
muy valioso, que tenemos que cuidar y apreciar por encima de todo,
así como de seguro, ellos lo harán contigo.
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