lunes, 26 de noviembre de 2012

Un único objetivo: Ciudad de la Paz


¿Ciudad de la paz? ¿Es verdad que existe al menos una ciudad en la que realmente exista la paz? ¿En la que exista cooperación entre personas? ¿Una ciudad llena de igualdad, respeto, libertad y fraternidad?
Todos los días al enchufar la televisión se refleja ante nuestros ojos, los daños tanto materiales, físicos y psicológicos de todos aquellos países como por ejemplo, de oriente medio, parte de Latinoamérica, zonas de África etc., que están viviendo conflictos desencadenantes de situaciones degradantes para la dignidad humana. Se dice y decimos que estos países están en guerra.

Nos sorprendió ver que entre los 8 objetivos del milenio no esta como tal, acabar con situaciones bélicas. Sin embargo todos estamos de acuerdo en que llevando a cabo estos objetivos no habría razones para incentivar la violencia que a un nivel de nación puede generar guerras.
Estos objetivos incluyen erradicar la pobreza, el hambre, lograr una enseñanza universal, promover la igualdad entre géneros, reducir la mortalidad infantil, combatir enfermedades infecciosas, garantizar el sustento del medio ambiente y por ultimo lograr fomentar una asociación mundial para el desarrollo. Todo esto se puede clasificar como causantes y a su vez consecuencias de una guerra, sin olvidarnos claro está, de que todo viene muy marcado por diferencias políticas, que a su vez pueden venir enmascaradas por creencias religiosas, o simplemente diferencias humanas en cuanto a “razas”.
¿Y en realidad el mundo esta dividido en razas? ¿Podemos asignar a las personas una raza? Que exista la multiculturalidad da a nuestro mundo una enorme riqueza de la que deberíamos aprender y no convertirla en un motivo de discriminación y separación, no se debe manifestar una superioridad de unos frente a los otros, ya que todos somos iguales. Cuando la humanidad aprenda este concepto, podremos decir que realmente es posible la ciudad de la paz. Todo empieza por nosotros mismos, por vivir la multiculturalidad que nos rodea en nuestra vida cotidiana, y esto lo decimos una chica española y otra colombiana, que redactan este ensayo en compañía.
Actualmente esta actitud no ha sido alcanzada, por eso podemos afirmar que no existe una ciudad en la que realmente todo sea paz. Puede que no siempre se llegue a situaciones bélicas, pero si que se observan diferencias entre personas que reflejan la falta de respeto mutuo, igualdad, libertad y fraternidad.

La violencia no es la solución; esta es la reflexión que nos tiene que quedar mas clara en nuestro pensamiento. Podemos tener diferentes pensamientos, puntos de vista o diferentes opiniones, pero siempre la forma de resolverlos no debe incluir la violencia.
Siempre la solución esta en el dialogo, como bien refleja Jaime Nubiola “Si quieres la paz, prepara la paz, habla, escucha a unos y a otros, trata de encontrar soluciones intermedias que hagan posible una convivencia razonable”. Con todo esto lograr que nuestros pensamientos vayan encaminados a descubrir que solo hay una única raza, la del género humano.




Mª Camila Armero


Lara Pérez Etayo

El Valor de la Familia


El hombre es un ser social por naturaleza” decía Aristóteles, para mí, es una afirmación muy verídica, todo lo que aprendemos y todo lo que llegamos a ser viene marcado por nuestra experiencia en un mundo totalmente social, totalmente conectado. Hacemos muchas cosas para lograr encajar, pero nos tenemos que dar cuenta que lo importante es aprender todo lo que podamos de esta sociedad, que tiene como núcleo fundamental a la familia, y es en la que se fundamentan todos nuestros valores, donde se forja nuestra educación, donde se cultivan todos los aspectos que nos ayudarán a encarar nuestra vida en sociedad.

Cuando entras en la etapa de la adolescencia pretendes encaminar tu vida en solitario, dejas cada vez más de contar con tu familia, en cierto modo, pretendes delegar en tus amigos la misión que tiene tu familia y que solo esta puede cumplir, pero llega un momento de tu vida en que reflexionas seriamente en la importancia de tu familia, de ese apoyo incondicional que te brindan, te das cuenta que los valores familiares no solo se cultivan en la infancia, sino que, toda nuestra vida en familia es un aprendizaje constante.

En mi caso, me puse seriamente a pensar en lo que supone mi familia para mí, y cómo sería mi vida sin estos increíbles personajes. Yo soy hija única así que, como es lógico, no puedo hablar de una relación de hermanos, pero a cambio, y para mí lo sustituye con creces, tengo a mi tío que es solo cuatro años mayor que yo, con él he pasado toda mi vida, y mantengo una increíble relación. Yo nací y pase toda mi infancia en Colombia, y desde que me acuerdo mi abuela siempre ha cuidado de mí, mi madre lo es todo para mí, pero como ella es enfermera, pasaba largas jornadas laborales fuera, y por tanto mi abuela nos crió a mi tío, a mis dos primos y a mí, yo no me puedo quejar de falta de hermanos, puede que no pueda adquirir un carnet de familia numerosa, pero tengo tres hermanos con los que he jugado, he peleado, pero sobre todo he aprendido. Mi familia cuenta con otro de los principales personajes de mi vida, mi abuelo, una figura paterna para mí y uno de los motivos por los que llegar a casa siempre vale la pena.

Ayuda mucho estar fuera de casa por algún tiempo para darse cuenta aún más de lo que todos ellos significan, este verano, por ejemplo, estuve un mes fuera de vacaciones sin nadie de mi familia, llega un momento en que realmente te cansas de tener que salir a buscar dónde comer, aunque estés pasando momentos increíbles, pues de vacaciones siempre se está muy bien, deseas un plato de comida de tu abuela. Realmente no sé cómo sería mi vida sin esas bromas de mi tío y los bailes y chistes de mi abuelo, incluso extrañas las llamadas de mi madre para que la acompañe a hacer la compra que tanto odias o que te cuente todas las historias de sus amigas. Nadie te entiende como la familia, todos saben exactamente lo que me gusta, lo que me pone nerviosa, nadie como mi abuela sabe de mis manías (que son muchas), mi tío siempre sabe qué hacer para hacerme reír y también lo que hay que hacer para molestarme y mi madre sabe claramente cómo alegrarme.




Tenemos que valorar todo lo que nuestra familia nos ofrece, en algunas ocasiones tenemos que tener un poco de paciencia, pero son un tesoro muy valioso, que tenemos que cuidar y apreciar por encima de todo, así como de seguro, ellos lo harán contigo.

Pensando en el futuro





Una frase común empleada en campañas políticas, utilizada por las generaciones mayores, por nuestra familia... es la de - “ustedes los jóvenes son el futuro”- en el caso de los políticos es un poco contradictorio el hecho de que al tener el cargo normalmente los recortes son para el campo de la educación, pero no es el tema que quiero tratar, me quiero centrar en que me parece una afirmación correcta y lógica si la vemos en el sentido obvio (con suerte estaremos en un futuro) y si la vemos como algo positivo y como incentivo para esforzarnos ahora para tener un porvenir que nos llene de satisfacción, alegría y plenitud.

Pero en la vida, no se pueden llevar todo al extremo, tenemos que pensar en nuestro futuro pero vivir el presente al máximo, llegando en momentos incluso a ser un poco irresponsables, que es una forma de tener experiencias que nos puedan servir para fundamentar nuestra vida. Este verano, por ejemplo, mi experiencia personal puede servir para explicar lo que quiero plantear. Yo tenía planeado desde finales del año anterior hacer un viaje, quería irme un mes, por tanto no sería un viaje barato. Yo soy una persona ahorradora y por tanto tenía el dinero para hacerlo pero, como es lógico, pedí permiso a mi madre y a la vez personas cercanas me fueron dando sus opiniones.
La mayor preocupación de mi madre no fue en ningún momento el dinero, ella se preocupaba de que yo estuviera fuera por un mes, pero al final accedió y me apoyó. Mis dudas surgieron fue cuando alguien cercano empezó a, de cierto modo, hacerme sentir mal. Su frase más repetida fue: - “No son tiempos para gastar”- acompañada de: - ”Cuando termines la universidad ya habrá tiempo para hacer un viaje”-.
También esa persona recurría al hecho de que el destino de mi viaje no era de provecho, que si iba a gastarme ese dinero debería ir a un lugar que me sirviera para algo (por ejemplo un lugar donde practicara mi inglés).
En cierto modo él tenia razón ya que el dinero podría servirle luego a mi madre para seguir pagando mis estudios. Pero después de mucho pensar, y consciente del apoyo de mi madre, yo hice mi viaje. Estuve un mes en Seúl y puedo decir que ha sido una de las mayores y mejores experiencias de mi vida. Conocí nueva gente, estuve en contacto con una cultura con aspectos muy diferentes a la mía pero de la que aprendí mucho y me dejó muy buenos recuerdos.

Puede que haya sido un poco irresponsable, pero no me arrepiento en absoluto, creo que las oportunidades cuando se tienen hay que aprovecharlas y de cierto modo “no pensar en el futuro”. Yo podría haber guardado mi dinero y hacer caso a quien me decía que ahora no era tiempo de gastar, pero todo lo que aprendí y lo que disfrute de mi experiencia me deja claro que hice una elección correcta.

Es importante sembrar ahora para en un futuro recoger lo frutos, esto es lo que se suele decir. Pero a la vez, tenemos que ir llenando nuestra vida de experiencias enriquecedoras, podemos equivocarnos, pero siempre aprenderemos y nos formaremos para encarar nuestro futuro con todas las ganas, sin agotamientos y sobre todo, sin ningún tipo de arrepiento. 

Romper las Ataduras Sociales


El mundo actual está lleno de disputas, de competencias por alcanzar la mejor posición, el mejor rango. Y no solo existe competición en el campo laboral, actualmente se da en todos los aspectos de la sociedad. La gran mayoría aspiramos a ser los mejores en todo, no es algo irracional ya que es bueno superarnos constantemente y alcanzar plenitud y satisfacción en nuestra vida. El problema actual es que este anhelo de superación viene muy marcado por la sociedad, existe una gran presión social que te obliga a querer destacar.


Es interesante resaltar que un estudio realizado por científicos estadounidenses ha demostrado que en la etapa de la adolescencia es cuando aumenta la actividad neuronal en un área específica del cerebro que mejora la capacidad de no dejarse influenciar. Sin embargo, es para todos evidente que cada vez más los jóvenes sufren una dependencia social que obliga a dejarse llevar por los estándares que marca la sociedad. Cuando nos adentramos en la adolescencia vamos relacionándonos cada vez más con nuestro entorno de amigos y cada vez menos con la familia, y en cierto modo, perdiendo personalidad, lo que nos hará mas vulnerables a caer en el típico “qué dirán” tan marcado en la sociedad actual.

Muchas veces la presión social nos frena y nos impide llevar a cabo nuestros sueños por el simple hecho de no ser aceptados socialmente, de no recibir el reconocimiento o aprobación de nuestro entorno. Esta falta de libertad que nosotros mismos a menudo nos imponemos por crear esa dependencia de las demás personas, puede llevarnos a estados de frustración, a no vivir una vida satisfactoria; esto puede desencadenar en una situación que no deja a nadie indiferente y que es cada vez más común: el suicidio. Este tema lo aborda Jaime Nubiola en su libro “Invitación a pensar”, él hace referencia a la falta de fuerza para afrontar los problemas profesionales, familiares o de cualquier otra índole. En mi opinión, existe mucha relación con el tema que estoy abordando ya que podemos sentirnos superados por estos problemas al sentir que no llegamos a cumplir los estándares requeridos e impuestos en la sociedad.

Un dato interesante que leí con respecto a las tasas de suicidio, es el hecho de que los países considerados más felices registran las mayores tasas de suicidios y al parecer, según los que analizan este fenómeno, el origen de esta situación son las comparaciones que las personas descontentas hacen con el resto de la sociedad.

El paso que debemos dar es lograr romper todas las ataduras sociales que no nos dejan crecer como personas con una identidad única, dejar de ser “marionetas” de la sociedad. Es en este punto cuando lograremos vivir de forma auténtica en esta sociedad cada vez más competitiva.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Un Poco Acerca de Mí




Mi nombre es María Camila Armero Hernandez, nací en Medellín, una de las principales ciudades de Colombia, un 8 de Mayo de 1992. Vivo en España desde hace 5 años, aquí terminé mis estudios de bachillerato y ahora estoy cursando mi carrera universitaria.

Mi familia básicamente la integran mi madre, mis abuelos maternos y mis tíos, no tengo hermanos.


Actualmente en España vive toda mi familia más cercana, por lo que, puedo considerar Pamplona como mi residencia permanente (aunque tengo serias intenciones de, al acabar mi carrera, vivir algún tiempo en otro lugar).

Desde muy pequeña me he interesado por todo el mundo de la ciencia y sobretodo lo relacionado con la genética y la inmunología. Ahora que estoy estudiando biología he comprobado que mis intereses estaban bastante bien definidos y que mis estudios me complacen totalmente.


Considero que el hecho de poder estudiar lo que siempre he querido ya es un gran logro en mi vida, pero, además de esto, quiero en el futuro dedicarme a lo que he estudiado y que tanto me gusta.


Entre mis intereses más destacados fuera del terreno de formación académica, está el poder viajar. He tenido la oportunidad de estar en distintos lugares y considero una de mis prioridades poder seguir conociendo diferentes lugares, diferentes culturas y poder ampliar mis fronteras hacia lugares y personas de las que pueda seguir aprendiendo (tanto en un campo científico como humanitario).

A mi parecer, es bastante difícil autodescribirse o al menos intentarlo, pero acerca de mi forma de ser, puedo decir que me considero una persona tranquila, educada, ordenada, sencilla, respetuosa, muy perfeccionista (me puedo incluir entre las personas con cierto nivel de maniáticas) y entregada actualmente a mis estudios. Entre mis defectos más claros (los que las personas más cercanas a mí más me atribuyen y de los que soy más consciente) puedo decir que soy muy orgullosa (lo considero un defecto), impuntual y en cierto modo (y esto es lo que mi madre más quiere que cambie) soy una persona “fría”.

Quiero ser una persona de la que toda mi familia se sienta muy orgullosa, y así, poder devolverles todas las oportunidades y todas las facilidades que me han dado.
Trabajaré y me esforzaré mucho para poder lograr todos mis objetivos y vivir una vida que me llene de satisfacción y de la cual no me llegue a arrepentir.